Reflexiones por los 54 años de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades

La EDUCACIÓN debe ser concebida en nuestra Facultad como instrumento efectivo de acción sociocultural, que posibilite la construcción de un equipamiento psicológico y un andamiaje ideológico y político...

  • GABEL DANIEL SOTIL GARCÍA
  • Docente principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UNAP

Cada oportunidad, en que cumplimos un año más de nuestra existencia institucional, es propicia para compartir las pocas reflexiones que nos es posible formular en el tráfago cotidiano en que se ven envueltas nuestras vidas. Por ello, en este 54º aniversario de nuestra Facultad, hacemos entrega de algunas propuestas reflexivas, con ánimo de generar un ambiente de crítica constructiva y propositiva, que tanta falta nos hace, para bien de la misma.

Y es que en los actuales momentos, la situación de nuestra región amazónica dentro de nuestro país, merece una especial atención y urgentes decisiones para encarar los procesos que la vienen afectando, tanto en su ser interior como en cuanto a sus relaciones con los contextos nacional y mundial, las mismas que deben ser tomadas por nosotros, que somos testigos cotidianos del acontecer regional.

Entre esas decisiones tienen prioridad las que corresponden al campo educativo, puesto que la EDUCACIÓN debe ser concebida en nuestra Facultad como instrumento efectivo de acción sociocultural, que posibilite la construcción de un equipamiento psicológico y un andamiaje ideológico y político dirigido a dotar a las nuevas generaciones de docentes de los conocimientos, actitudes, valores, capacidades y predisposiciones que garanticen un comportamiento personal-social propicio para la defensa y conservación de nuestra región en sus características fundamentales; es decir, para que siga siendo escenario para la generación de diversidad sociocultural y geobiológica dentro de nuestro país, con un rol ya identificado en la dinámica de una visión planetaria.

En este sentido, queremos contribuir con la búsqueda de nuevos caminos para la elaboración de inéditos procesos formativos de los estudiantes de nuestra Facultad, a fin de propiciar la formación de nuevos paradigmas de desempeño docente para dar a la educación un significado de mayor trascendencia en la construcción de nuestra amazoneidad, en el marco comprensivo de nuestra peruanidad.

Bien sabemos que las instituciones, por ser creaciones sociales para atender o satisfacer necesidades también sociales, carecen de vida propia; en especial las educativas, cuya vida se la dan quienes las dirigen en plena conciencia de dichas necesidades; por lo tanto, esta vida no es para sí sino para servir a la sociedad que las alberga.

Luego de algo más de medio siglo de funcionamiento, proveyendo a nuestra región del personal magisterial para llevar a cabo el desarrollo de nuestra educación, se nos hace necesario dedicar algún tiempo para exponer, evaluar e intercambiar criterios tanto para que fundamenten como para que orienten nuestra misión en los nuevos escenarios que nos viene creando la propia dinámica sociocultural a la que debemos servir.

Es evidente que las condiciones primigenias dentro de las cuales hemos venido perfilando nuestro actuar social ya no son las mismas. Cincuenta años implican cambios en todas las esferas de la vida social. La realidad de la que estamos rodeados hoy ya no es la misma que la de cinco décadas atrás. Las necesidades y demandas han evolucionado y, en consecuencia, nuestras respuestas deben ser, también, diferentes.

¿Cuán diferentes?

Eso solo podemos saberlo si, con ponderación, ecuanimidad y respeto mutuo, nos sentamos a dialogar para hacer un balance de lo logrado y de lo que aún nos falta por hacer teniendo como referente a las nuevas situaciones o escenarios generados para asumirlos como desafíos a nuestra capacidad crítica y reflexiva para darles respuestas coherentes en cuanto a tiempo y espacio.

Es en este sentido que consideramos como un desafío, de los más importantes, el centralismo educacional, fortalecido en los tiempos presentes y que nos impide avanzar hacia metas que signifiquen buscar nuestras propias soluciones. ¿Cómo formar a nuestros estudiantes para que lo enfrenten creativamente? ¿Cómo imbuirlos de compromisos para la ruptura de la ligazón de dependencia que nos ata a las decisiones que nos vienen de afuera, de escenarios ajenos a nuestra realidad?

Desafío también lo es el indetenible proceso de destrucción ambiental y sociocultural de nuestra región. ¿Cómo preparar a nuestros egresados para que se comprometan en la lucha por defender nuestra integridad territorial? ¿Cómo formarlos imbuidos con un sólido compromiso con la defensa de nuestro ambiente geoecológico para que siga siendo el escenario prodigioso para brindarnos condiciones de una vida saludable individual y socialmente?

Desafío es también la ausencia de nuestra realidad selvática en el universo informativo y formativo de todos los peruanos. ¿No vemos, acaso, que en los más altos niveles políticos, gerenciales, administrativos, etc. de nuestro país, nuestra Amazonía es una gran ausente, se nos ignora de mil formas? ¿No sentimos, acaso, que nuestro Perú es un país sin Amazonía? ¿Que los peruanos tienen en su mente un país mutilado, sin la gran región verde, incluyéndonos a nosotros mismos, que vivimos en ella?

Desafío es también nuestra prodigiosa ruralidad que la olvidamos en nuestra dinámica institucional. ¿No es que nuestros alumnos se forman solo en la comprensión de los códigos del mundo urbano, sabiendo que cuando egresen a ejercer su profesión lo harán en ámbitos rurales?

¿Acaso en la formación que desarrollamos en su personalidad inducimos el conocimiento, amor y respeto por la prodigiosa diversidad cultural y lingüística, expresión de nuestra riqueza espiritual regional, que viene siendo destruida sistemáticamente?

Desafío también lo es el hecho de que nuestros recursos naturales no sean transformados en riqueza social por nuestros propios esfuerzos y tengamos que venderlos en condiciones desventajosas en el mercado internacional, en el más puro y destructivo mercantilismo exportador que solo nos mantiene en una práctica transformadora primaria.

En fin, es necesario que hagamos un esfuerzo colectivo para que este 54º aniversario de nuestra Facultad tenga la trascendencia reflexiva, crítica y propositiva, para que sea propicio el inicio de una nueva etapa en el decurso de nuestra vida institucional.

¡FELIZ ANIVERSARIO FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y HUMANIDADES!

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